La Escala de Turín es la que se utiliza para estimar la probabilidad de riesgo de que la Tierra sea impactada por un objeto que se encuentre cercano a ella, se creó con la finalidad de asociar numéricamente estas probabilidades. Si quieres conocer más sobre la escala de Turín, este artículo es lo que buscabas.
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¿Para qué sirve la escala de Turín?
Desde que el hombre está en conocimiento de que la Tierra puede llegar a ser impactada por un objeto venido del espacio, ha realizado numerosos estudios para predecir la peligrosidad de los mismos. La escala de Turín se utiliza para medir el riesgo de impacto de un objeto tipo NEO sobre la Tierra, es decir de un objeto cercano a nuestro planeta.
NEO son las siglas en inglés de Near Earth Objects, que en español se traduce como objetos cercanos a la Tierra. Estamos en conocimiento de que este tipo de objetos que pueden ingresar a la atmósfera terrestre y generar un posible daño, son los asteroides y cometas.
La escala de Turín surge de la combinación de la probabilidad estadística y del potencial que se deriva de la energía cinética, con estas variables se puede predecir la probabilidad de un evento, generado por el ingreso a la atmósfera terrestre y posterior impacto de un cuerpo celeste contra la superficie, de una manera más sencilla que con la Escala de Palermo.
Escala de Turín actual
La escala de Turín fue ideada en la década de los noventa por Richard P. Binzel, un astrónomo estadounidense y profesor del Instituto de Tecnología de Massachusetts. La misma, como hemos explicado anteriormente, funciona para clasificar el riesgo que puede representar la presencia de objetos identificados y cartografiados en el espacio, cuya posición está cercana al planeta Tierra.
La misma ha sido actualizada y mejorada, actualmente se divide en escalas de colores, muy parecidas a las escalas militares que indican los riesgos de batalla o confrontaciones. Esta escala de colores comienza por el blanco, el cual indica una condición de riesgo prácticamente cero, porque debemos recordar que el riesgo jamás es cero, siempre existe riesgo mientras se encuentre presente el agente de peligro, que en este caso sería la presencia de objetos cercanos a la Tierra.
Mientras que el color rojo indica contacto inminente o colisión segura. Las condiciones intermedias se señalan de la siguiente forma: Verde indica una probabilidad de colisión cercana a cero; en el color amarillo se indican tres posibilidades identificadas con los números 2, 3 y 4. La número 2 indica colisión muy improbable de choque con el objeto, con trayectoria cercana a la Tierra.
El número 3 señala que puede haber una probabilidad de impacto del 1% con daño local, mientras que el número 4 señala una colisión muy improbable en la que puede haber una probabilidad de impacto del 1% con daño regional. El color anaranjado también tiene 3 niveles de probabilidad en donde el nivel 5 indica un encuentro cercano con un objeto que supone una seria amenaza regional, si se estima que la colisión puede suceder en menos de una década, se tomarán medidas urgentes.
El nivel número 6 es el encuentro cercano con un objeto que supone una seria amenaza global, si se estima que la colisión puede suceder en menos de tres décadas, se tomarán medidas urgentes. Por último el nivel 7 es el encuentro muy cercano con un gran objeto, que supone una amenaza global en este siglo. Se deben planificar medidas internacionales.
Características
La Escala de Turín distribuye la probabilidad de riesgo del 1 al 10, en donde un objeto que se encuentre ubicado en el inicio de la misma señala una amenaza casi nula de tener una colisión con la Tierra.
Es importante señalar que en esta escala tiene un valor considerable el tamaño del objeto que se encuentra cercano a la Tierra, ya que si es de un tamaño muy pequeño, al ingresar a nuestra atmósfera se quemará y se desintegrará antes de tocar la superficie de la misma, lo que sería observado por nosotros como una estrella fugaz.
Como indicamos anteriormente, la mayor escala que es el número 10 es un evento que señala una colisión segura, que además tendrá efectos globales. Como podemos ver, otra de las características de la escala de Turín es que utiliza solo números enteros y no utiliza fracciones.
Los datos que se utilizan para realizar los cálculos son expresado en megatones, para tener una comparación con el poder de destrucción podemos comparar 1 megatón con el daño que puede causar un millón de toneladas de dinamita, que exploten en un mismo lugar. Otra característica que podemos destacar en la escala de Turín, es que no se trata de una escala lineal, lo cual puede ser identificado cuando se detallan los criterios que valoran cada uno de los niveles.
Historia de la escala de Turín
Como ya sabemos, la persona que desarrolló la escala de Turín fue el astrónomo Richard P. Binzel, quien es profesor del departamento de Ciencias Planetarias del Massachusetts Institute of Technology. Actualmente desarrolla una línea de investigación que se encuentra asociada a la identificación y caracterización espectral de asteroides que representan un peligro potencial para la Tierra.
La primera versión de la escala se llamó “Índice de peligrosidad de los objetos NEO” y fue dada a conocer el año 1995 en una conferencia de las Naciones Unidas. Luego, en el año 1999 se realizó una modificación de la escala en una conferencia internacional que se llevó a cabo en Turín, Italia.
En la misma, la nueva propuesta de la escala fue aceptada y es por ello que actualmente se le conoce como “La Escala de Turín “. Posteriormente en el año 2005, se presentó una versión que se fundamenta en colores, la cual se realizó con la intención de que sea más sencilla de entender por parte del público en general.
Es de suma importancia el conocimiento de las posibilidades de riesgo asociadas a los NEO y es por ello que durante la historia de la escala, los niveles y criterios se fueron ajustando y además se incluyeron los niveles de acción inmediata que deben ser tomados en cuenta dependiendo del riesgo determinado por cada objeto identificado.
Los diez niveles de la escala comienzan por aquel que se identifica como de menor riesgo, con el número cero hasta el más riesgoso con el número 10. Sin peligro Nivel 0, implica que la probabilidad de una colisión tan baja que es, a todos los efectos, cero.
Esta escala inicialmente era asociada solo a los pequeños objetos, tales como pueden ser los meteoros o bólidos que se desintegran en la atmósfera terrestre, también se incluyen en este nivel aquellos con un tamaño suficientemente grande que les permita tocar la superficie de la Tierra, pero sin causar ningún daño.
Luego en el nivel Normal están agrupados los números del 1 al 4, donde el 1 para este nivel se utiliza como criterio de descubrimiento rutinario, lo cual implica un paso cercano a la Tierra que no representa un ningún nivel de peligro inusual.
En los cálculos que se realizan hoy en día, en la mayoría de los casos muestran que la posibilidad de colisión es extremadamente baja, por lo que no se debe informar a la comunidad para no generar alarmas.
Es muy probable que con nuevas observaciones telescópicas se les reasigne a un nivel 0, es por ello que necesitan seguimiento por parte de los astrónomos. En el Nivel 2 se encuentran aquellos descubrimientos de objetos con un acercamiento relativamente común, por lo que podría ser considerado rutinario, en la actualidad merece la atención de los astrónomos pero igual que el nivel 1, no es necesario informar a la comunidad.
El Nivel 3 está referido desde siempre a un encuentro cercano, que merece la atención de los astrónomos. Con el desarrollo de los cálculos actuales le dan una probabilidad del 1% de posibilidades de colisionar y generar una destrucción localizada. En este nivel se informa a representantes públicos si el encuentro tendrá lugar en menos de una década.
Posteriormente se entra en un Nivel de Amenaza, en donde se ubican los números del 5 al 7. En el número 5 se habla de un encuentro cercano que representa una amenaza seria, no obstante, no se tiene certeza, la misma es imprecisa y las consecuencias de que llegue a colisionar generarían una de devastación regional.
Es de suma importancia la atención y seguimiento de los astrónomos con la finalidad de lograr disminuir la incertidumbre de colisión a través de las observaciones. Si se determina que el evento puede producirse en menos de 10 años, entonces se informa al gobierno para la generación de un plan de contingencia.
En el número 6, es evidenciado un encuentro cercano con un objeto grande, lo que se identifica como una amenaza seria, igual que el nivel 5 la misma es imprecisa, pero de ocurrir la colisión es de catástrofe global. Se hace necesaria la observación y atención continua de los astrónomos para determinar la ocurrencia o no de la colisión.
Si se estima que este evento puede ocurrir en un tiempo menor de tres décadas es necesario que el gobierno trabaje en un plan de contingencia acoplado a las magnitudes de las consecuencias, si ocurre la colisión. En el número 7 se estima un encuentro muy cercano con un gran objeto, si ocurre en este siglo, se identifica como una amenaza seria, sigue siendo imprecisa y sus consecuencias de carácter global.
En este nivel se le notifica a las autoridades a nivel internacional, debido a que es necesario un plan de contingencia, especialmente para obtener toda la ayuda necesaria para determinar si ocurrirá o no la colisión.
Por último los números 8, 9 y 10 se encuentran en la categoría de Colisión Segura, en el 8 se espera contacto con la superficie terrestre, las consecuencias pueden generar una destrucción localizada. Además se habla de posibilidades de tsunami si el impacto es en las costas cercanas.
En caso de ocurrencia de estos eventos, se estima que pueden suceder en promedio cada 50 años y una vez cada 1.000 años. En el número 9 la colisión es segura, con capacidad para generar una devastación regional sin precedentes, en ambos escenarios, tanto continental como si el impacto ocurre en el océano. Se estima que estos eventos ocurren en promedio entre una vez cada 10.000 años y una vez cada 100.000 años.
Por último el número 10 corresponde a la colisión es segura, con capacidad de generar una catástrofe global con potencialidad de poner en peligro el futuro de nuestra civilización. No importa si impacta en la superficie terrestre o en el océano. Estos eventos tienen un promedio de ocurrencia de cada 100.000 años o más.
La Escala actual ha implementado una serie de colores que van desde el blanco al rojo, pasando por el verde, amarillo y naranja. En este tipo de presentación cada color tiene un sentido descriptivo y se agrega en esta versión actualizada el nombre de los posibles cuerpos celestes que pueden entrar en contacto.
En riesgo Nulo se indica con el color blanco y se señala como una probabilidad de prácticamente cero. Se aplica a objetos pequeños como meteoros, cuerpos celestes que raramente caen a la Tierra. En color verde se encuentra el nivel Normal con su nivel de categoría 1.
En Amarillo las probabilidades que son merecedoras de atención por parte de los observadores astrónomos, en donde se ubican los niveles 2, 3 y 4. En color Naranja que son acontecimientos preocupantes, que reúne a los niveles 5, 6 y 7. Terminando con el color Rojo en donde se reconoce una segura colisión del objeto con la superficie de la Tierra, donde se encuentran los niveles 8, 9 y 10.
Objetos de alto riesgo
En la actualidad el objeto de mayor riesgo identificado es Apophis, el cual ha arrojado la clasificación más alta en la escala de Turín. Se caracteriza por ser un asteroide de más de 270 metros de largo y tiene una masa aproximada de 27 millones de toneladas. Apophis, fue detectado el 23 de diciembre del año 2004.
Al momento de la identificación fue llamado con su nombre provisional 2004 M4. El mismo para el momento de su detección alcanzó un nivel 2 en la escala de Turín y luego en poco tiempo logró alcanzar un nivel 4. Antes de Apophis, ningún NEO había tenido nunca un valor superior a 1.
En un principio se determinó que Apophis podría impactar en la Tierra en el año 2029, sin embargo, ya esta probabilidad ha sido descartada. Los nuevos cálculos y su trayectoria indican que pasará muy cerca de la Tierra, a tan sólo 36.000 kilómetros, por lo que existe la posibilidad de que impacte quizá con algún satélite artificial.
Los astrónomos mantienen vigilancia sobre este enorme cuerpo celeste, porque están sujetos a cambios en su trayectoria. El descubrimiento de Apophis dejó muy claro que se necesitan sistemas de protección contra los posibles impactos. Por el momento, solo tendremos una nueva oportunidad de observar en el cielo el paso de un asteroide.
Existen otros NEO que han superado el nivel 1 en la escala de Turín, como es el asteroide 2004 VD17, el cual alcanzó en el año 2006 el nivel 2 en la escala de Turín, con la probabilidad de impactar a la Tierra en el año 2102, sin embargo, actualmente su nivel fue reubicado en 0 ya que la probabilidad de impacto disminuyó 1 entre 41.700 millones de probabilidad de impacto.
En abril del año 2010 se identificaron dos objetos con nivel 1 en la escala de Turín, el asteroide 2007 VK184 con un posible impacto en el año 2048 y el asteroide 1950 DA con posible impacto en el año 2880.
Es importante señalar que Apophis es de los objetos identificados que revisten mayor peligrosidad de impacto, sin embargo existen más de 800 objetos ya registrados que están clasificados como potencialmente peligrosos, aparte de los anteriormente nombrados.
La presencia de esta cantidad importante de amenazas de impacto por parte de objetos que orbitan cerca de la Tierra, ha provocado que los países realicen inversiones importantes de defensa, ante esta clara probabilidad de riesgo.
En principio se tiene la ventaja de estar enterados de la amenaza con años de antelación a la probabilidad de ocurrencia, lo que permite generar las estrategias necesarias para evitar un daño. En caso de que el daño sea inevitable, también permite las estrategias de mitigación, a los daños producidos por el impacto del objeto.
La mejor ventaja es el tiempo, puesto que la primera técnica defensiva ante este fenómeno es tratar de desviarlo de la trayectoria que reviste amenaza, para lo que se pueden utilizar armas termonucleares. La energía de las armas termonucleares puede ser detonada en la superficie del objeto, con la intención de que los neutrones provoquen la expansión y posterior explosión del objeto.
Es muy posible que otra respuesta que se pueda obtener con esta estrategia es lograr cambiar la trayectoria del objeto. Por otra parte, la fragmentación del objeto no es lo verdaderamente deseable, ya que implicaría la multiplicación del problema.
Existen otras estrategias que tienen como finalidad variar el porcentaje de radiación del objeto amenazante, lo que traería como consecuencia un cambio en la absorción de los fotones, provocando una variación rotacional del objeto, lo que afecta al semieje de su órbita y por lo tanto cambiaría su trayectoria.
Esto es lo que se conoce como el efecto Yarkovsky, que no es más que la modificación de las órbitas de objetos por la absorción de radiación del Sol, lo que produce una reirradiación que los hace rotar. Siempre existirá la amenaza, pero cada vez estaremos mejor preparados para evitar el impacto.
Observatorios Astronómicos
Consideramos importante comentar un poco en referencia a los Observatorios Astronómicos, ya que son una herramienta fundamental que nutre de información a la Escala de Turín, pues desde ellos se realiza la observación de los cuerpos celestes, como planetas, asteroides, estrellas, entre otros.
Los observatorios astronómicos son grandes laboratorios, ya que sirven para el desarrollo de la investigación del universo. Se encuentran conformados por equipos y herramientas que demuestran la capacidad del ser humano para desarrollar tecnología que lo ayude a dilucidar sus inquietudes. Existen en ellos telescopios, computadoras e instrumentos auxiliares, manejados por profesionales de altísimo nivel técnico y científico.
Estos observatorios se han clasificado en cuatro categorías que indicaremos a continuación:
- Observatorios con base en el espacio: estos se encuentran ubicados como su nombre lo indica en el espacio exterior. Con ellos, pueden ser observados los planetas, las galaxias y cualquier tipo de fenómeno o cuerpo celeste del universo.
- Observatorios con base en el aire: estos se caracterizan por ser telescopios astronómicos que trabajan en la banda del infrarrojo.
- Observatorios con base en el suelo: estos se encuentran sobre la superficie terrestre, son los primeros observatorios diseñados por el hombre. Se caracterizan por encontrarse en edificaciones que son fácilmente reconocibles, por las cúpulas que permiten la salida de los telescopios.
- Observatorios con base en el medio subterráneo: parece increíble, pero sí, se encuentran por debajo de la superficie terrestre.
Para finalizar, vale la pena acotar que los observatorios astronómicos no son de nuestra época, de hecho son mucho más antiguos de lo que se cree, ya que el hombre siempre ha sentido inquietud por el universo; así que desde la antigua Mesopotamia han existido observadores astronómicos.
Si este artículo ha sido de su agrado, lo invitamos a conocer más sobre el maravilloso mundo de la astronomía, en los siguientes enlaces: