Un Ciclo de Saros es un lapso de tiempo de aproximadamente 18 años y 11 horas, en el cual la Luna y la Tierra vuelven a estar posicionadas en la misma órbita, por lo que ocurren los eclipses. En el artículo de hoy, exploraremos todo acerca de estos períodos de tiempo, así como su historia y el contenido de un Saros.
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¿Qué es un ciclo de Saros?
Antes de poder entrar en la materia de qué son los ciclos Saros, se deben explicar de antemano algunos conceptos que le darán sentido a este período de tiempo que predice la ocurrencia de los eclipses, entre los términos a comprender, hay que hacer énfasis en todo lo que significan los eclipses.
Los eclipses son entendidos como el alineamiento de dos o más cuerpos espaciales que, dependiendo de donde se ubique el observador en la Tierra, el mismo puede apreciar el ocultamiento de uno de estos cuerpos por acción del otro. Un ejemplo, podría ser el tránsito del planeta Venus en el año 2012 que se da cuando el planeta pasa entre el Sol y nuestro planeta.
Sin embargo al ocurrir este hecho, el cuerpo ocultado (el Sol) posee un tamaño angular (tamaño aparente cuando es observado desde un telescopio) superior al del planeta Venus, por lo que de cierta manera se cumplen los criterios para que sea considerado un eclipse, pero también es denominado ”tránsito planetario” ya que, es Venus quien está realizando el recorrido propio de su órbita.
Cuando ocurre un alineamiento entre el Sol, la Tierra y la Luna, se pueden ver desde nuestro planeta los siguientes tipos de eclipse:
- Eclipse lunar: Esto sucede cuando nuestro planeta se interpone entre el Sol y la Luna, lo que produce un cono de sombra que cubre a la Luna de manera completa o parcial, es decir, una región únicamente.
- Eclipse solar: Este fenómeno ocurre cuando la Luna se interpone entre la Tierra y el Sol. Cuando el mismo es visto desde nuestro planeta se puede apreciar cómo la Luna oculta al Sol.
En este sentido, los ciclos de Saros son un conjunto de eclipses similares que se repiten en un período de tiempo aproximado de 18 años y 11 horas. Dado que ese es el lapso de tiempo que tardan en coincidir los meses sinódicos, draconíticos y anomalísticos, y por ende, es el tiempo estimado que tardan el Sol, la Luna y la Tierra en posicionarse en la misma órbita.
El mes sinódico se entiende como el período de tiempo que existe entre dos fases iguales de la Luna, es decir, son los días en que transcurren entre una etapa lunar, por ejemplo, luna nueva que es el momento en que se puede apreciar la Luna de forma completa, hasta que esta misma etapa vuelva a ocurrir, lo cual sucede cada 29 a 53 días.
Por otro lado, el mes draconítico consiste en algo más complejo. Dentro de la órbita de la Luna existe algo denominado nodos, los mismos son entendidos como dos puntos de corte de la inclinación de la Luna dentro de su órbita. Estos no son fijos, sino que van rotando de manera inversa a los movimientos de la Luna y tardan un aproximado de 18 años y 6 meses en dar el recorrido completo.
Por lo que un mes draconítico es entendido como el tiempo que tarda la Luna en hacer contacto con algunos de los nodos que transcurren de manera inversa a ella, que suele ser de 27 días a un mes y medio.
Mientras que un mes anomalístico, hace alusión al tiempo en que tarda la luna en pasar de un punto perigeo a otro, entendiéndose como perigeo a la sección dentro de su órbita que está más cercana a nuestro planeta.
Sin embargo, como podrá haber notado, no necesariamente estos meses coinciden, y es por esto que luego de muchos siglos, la serie de los ciclos de Saros desaparece. Por lo que en realidad, un ciclo de Saros es capaz de durar entre 1.226 y 1.587 años, y traer consigo 69 y 89 eclipses.
En estos momentos nos encontramos en el ciclo de Saros número 150, el mismo tuvo inicio el mes de mayo del año 2014 con un eclipse lunar que pasó desapercibido. Dentro de este ciclo se tiene estimado un total de 71 eclipses y su culminación está estimada para el día 30 de junio del año 3275.
Historia
La historia antigua de la astronomía se basó en la observación de los astros y cuerpos celestes del espacio, buscando una forma de dar explicación a sus movimientos de manera más experimental. Siendo caracterizada por la predicción de eventos o fenómenos astronómicos, de acuerdo a la cultura, sucesos en su medio ambiente y aspectos psíquicos de un individuo o región.
Al verse vinculada con situaciones en donde la predicción de eventos en su entorno dependía de los astros y sus posiciones, la astronomía estuvo unida a la astrología, por lo que aquella persona que pudiera dominar ambas ciencias, era vista como una persona con poder.
Babilonia fue un antiguo imperio ubicado en la región central-sur de Mesopotamia durante los años 2000 y 500 a.C. Los miembros de este imperio generaron una gran fama por sus predicciones hechas a partir de los cuerpos celestes y hasta el día de hoy, son recordados como los fundadores de esta ciencia. Adicional a esto, poseían también un excelente manejo de las matemáticas, lo que les permitió realizar los cálculos a estos eventos astronómicos con mayor precisión.
Uno de los fenómenos astronómicos que no pudieron dejar de lado fueron los eclipses, por medio de una serie de rigurosas observaciones, determinaron que los mismos siguen un patrón de ciclos que luego denominaron como ”Saros”.
Concluyeron que dentro de un ciclo hay 6585.32 días, lo que equivale a 18 años y 11 o 10 horas. Conteniendo un aproximado de 84 eclipses (42 son solares y 42 lunares) y el mismo finaliza cuando las órbitas, tanto de la Luna como la de la Tierra, regresan a su posición inicial. Los ciclos de Saros se basaron en las observaciones de eclipses lunares, dado que en Babilonia no se podían contemplar los del tipo solar.
Para poder determinar la manera en que los eclipses se daban dentro de estos ciclos, fue importante para los babilonios conocer los meses siderales, dracónicos, anomalísticos y sinódicos. Siendo el primero, el tiempo en el cual la Luna tarda en regresar a su posición inicial con respecto a las estrellas, dando un aproximado de 27 días. Adicional a esto, debían conocer también la distancia entre la Tierra y la Luna para determinar la duración de los eclipses.
Es importante tener presente cierta consideración, en la antigua babilonia no existía la instrumentación adecuada que les facilitara el proceso de observación, por lo que su visión en aquel momento era condicionada por la persistencia y la paciencia. Haciendo de esta forma, que los datos presentados en aquella época fueran solamente aproximaciones.
Al transcurrir los años, los instrumentos para esta ciencia fueron mejorando, de modo que las observaciones a dicha documentación fueron puestas a prueba, obteniendo así información más exacta. No obstante, no hay que atribuirle menos crédito a los hallazgos hechos por esta cultura, dado que gracias a ellos se pudieron ejecutar avances en el campo de la astronomía.
El ciclo Saros se puede apreciar en cualquier punto de la Tierra y es muy aleatorio, lo cual favorece a que cada cierto tiempo, las personas puedan apreciarlos sin importar en el hemisferio en que se encuentren situados. Dicha aleatoriedad viene dada por los movimientos de la Tierra, su rotación, revolución, precisión, además de los realizados por la Luna.
Este tipo de descubrimientos fueron de gran importancia para las personas de la época, por el deseo de la concepción del tiempo y usarlo como una referencia para la realización de actividades diarias, tales como los solsticios y equinoccios, que son los eventos que marcaban el inicio de las estaciones, siendo el solsticio para el verano y el invierno, y el equinoccio para la primavera y el otoño.
Contenido de un Saros
Como ya se ha explicado antes, los ciclos de Saros son períodos de tiempo que determinan la ocurrencia de los eclipses según se alineen el Sol, la Tierra y la Luna. Por lo que en su interior no hay más allá que esto mismo, eclipses, son 84 en total: 42 eclipses lunares y 42 solares. Durante cada estación (verano, inverno, otoño y primavera) ocurren entre dos y tres eclipses.
Con respecto a los solares, 14 de ellos son parciales y 28 centrales (anulares o totales). Los eclipses parciales hacen referencia a que el tránsito o paso de la Luna ocurra de forma tal que solo cobra una porción del Sol.
En otro sentido, el segundo tipo de eclipses solares son los llamados centrales, que por sí mismos, se ramifican en dos formas: anulares y totales. Los eclipses anulares ocurren cuando la Luna se encuentra más distante de la Tierra según su tamaño angular, mientras que el Sol es observa más cercano, por lo que su recorrido no alcanza a cubrir de manera completa al Sol. Y los totales, tal como lo dice su nombre, ocultan perfectamente al Sol.
Por otro lado, los eclipses lunares se reparten en el ciclo de Saros de la siguiente manera: 14 penumbrales, 14 parciales y 14 totales. Los eclipses penumbrales son aquellos en los que la Luna se sumerge por completo en la oscuridad o penumbra que proporciona la Tierra cuando se encuentra alineada con el Sol.
El ciclo de Saros en que nos encontramos inmersos en este momento, tiene una escasez de eclipses y se estima que para los próximos siglos la pobreza de ellos permanezca. Con el paso del tiempo es probable que los eclipses en estos ciclos vuelvan a alcanzar el promedio y luego el número de ellos se sobrepasará junto con un ciclo de Saros de 600 años.
Eclipses homólogos
Se le llama eclipses homólogos a aquellos eclipses que ocurren en los ciclos de Saros en una misma fase lunar de manera consecutiva y casi en las mismas condiciones. A medida que los ciclos de Saros continúan, los eclipses no suceden de la misma forma sino que sufren pequeñas modificaciones. Existen dos razones por las cuales estos eclipses sufren estas alteraciones, las mismas son:
- Existen eclipses que se forman dentro de los ciclos de Saros sin la necesidad de que hayan homólogos entre ellos.
- Existen eclipses que mueren o desaparecen cuando no hay un homólogo en los ciclos de Saros que le siguen. Esto se debe a que de un ciclo al siguiente, los eclipses padecen de ciertas alteraciones menores, puesto que hay algunos cuya fase no es muy duradera y cuando pasan al siguiente Saros ya no son eclipses en sí mismos, por lo que se dice que mueren.
Si un eclipse no tiene otro similar que se haya presentado en su anterior ciclo, se dice que este ha nacido. No obstante, el hecho del nacimiento o muerte de un eclipse no tiene mucha relevancia, puesto que los mismos tienen un tiempo corto de duración.
El nacimiento y la muerte de un eclipse homólogo es un proceso que tarda 1.200 años en cumplirse. Cuando el mismo ya existe en el ciclo, primero ocurre como un eclipse menor que se va desarrollando con lentitud hasta alcanzar la madurez y convertirse en un eclipse de gran tamaño, para luego ir decayendo hasta morir.
Ha sido todo por el artículo de hoy, esperamos que la información proporcionada haya sido de gran ayuda. Le hacemos la invitación a leer también: Gigante Roja y Centro del Universo