El suelo es la superficie con la que contamos en el planeta. No todas las superficies son iguales y algunas de ellas tienen características especiales. En este artículo te daremos toda la información que necesitas saber sobre las distintas texturas del suelo.
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¿Qué es la textura del suelo?
La textura del suelo es la conformada por la cantidad y tamaño de sustancias inorgánica que puede poseer una superficie. Algunas de estas sustancias pueden ser la arena, el limo o la arcilla, entre otras. La constitución del suelo y la influencia que puede tener en ciertos cultivos son determinantes en su calificación. La textura del suelo puede determinar la permeabilidad y al retención del agua.
Las clasificaciones de la textura del suelo, en ocasiones no poseen ningún tipo de calidad y propiedad en el caso de los componentes que lo conforman. La textura del suelo puede provocar acciones determinantes de la superficie y su relación con el agua.
Estructura
Cuando hablamos de la estructura del suelo nos referimos a las formas en las cuales se agrupan, las partículas individuales de arena, limo y arcilla. Cuando estas partículas individuales se agrupan, se tornan como partículas mayores y se denominan “agregados”. Las distintas agregaciones que pueden ocurrir se asumen de diferentes formas y por ello, da como resultados variaciones en la estructura del suelo.
Es importante destacar que, la circulación del agua en el suelo puede modificar notablemente la estructura del mismo. Por ello, se recomienda conocer muy bien la estructura del suelo antes de realizar cualquier construcción. En caso, de no poseer toda la información sobre la superficie, lo ideal será acudir con técnicos especializados en los laboratorios de análisis de suelo, las cuales investigan a través de una pequeña muestra.
Son los especialistas los que pueden aportar información verdadera sobre la estructura del suelo. De esta manera se determina, si el suelo es de buena o mala calidad. Además estas evaluaciones técnicas ofrecen información sobre el nivel de circulación del agua o lo que se conoce como permeabilidad. La forma más común de describir la estructura del suelo es a través del grado de agregación, la clase y el tipo de agregado.
En algunas superficies, nos podemos encontrar con varios tipos de agregados y en estos casos su descripción se realiza por separado. Es recomendable que las estructuras del suelo se pueden reconocer de una mejor manera cuando la superficie está seca o ligeramente húmedo. Para determinar el grado de la estructura de un suelo, se debe medir la intensidad de la agregación y que tan adhesivo pueden ser entre ellos.
Estas propiedades varían de acuerdo a la humedad del suelo. Lo ideal es realizar esta evaluación cuando las condiciones del suelo no sean ni húmedas ni secas. En términos generales, existen cuatro grados a considerar en la calificación del suelo. Así mismo, aquellos suelos sin estructura son aquellos en los cuales no se puede visualizar ningún tipo de agregado.
De esta vertiente, se originan dos clasificaciones como lo son los aglomerados, los cuales se caracterizan por tener una superficie cementada y en un volumen de masa muy grande. Aquellos denominados como grano simple, se refiere a los suelos que tienen partículas individuales y no tienden agruparse, muy similar al comportamiento de la arena. Conoce también sobre el artículo de Nutrientes del Suelo
Luego nos encontramos, con los suelos con estructura débil, los cuales están formados por agregados muy poco visibles. Cuando se realiza el proceso de extracción del perfil los materiales tienden a romperse, dando lugar a una combinación de agregados de materiales intactos y quebrados. En el caso, de las estructuras moderadas se refiere a aquellos suelos con agregados bien formados de duración moderada.
En estos casos, la duración de los agregados suele ser moderada y evidente en algunos suelos que no han sido alterados. Los suelos con estructuras fuertes, tienen como atributo principal poseer agregados formados y diferenciales, que aportan durabilidad siendo muy evidentes en los suelos no alterados. La extracción de su perfil se compone de agregado enteros y sólo algunos pocos quebrados.
La clase de estructura también es de gran importancia para todo lo que tiene que ver con la textura del suelo. En ese sentido, la clase de la estructura del suelo permitirá conocer el tamaño de los agregados de forma individual. Así mismo, podemos hablar de cuatro clases de estructura del suelo.
Las estructuras granulares, tienen que ver con suelos con partículas individuales de arena, limo y arcilla, las cuales son agrupadas en granos pequeños casi esféricos. En estos suelos, el agua tiende a tener muy fácil circulación. A esto le siguen , las estructuras en bloques, que son las que poseen partículas de suelo reunidas en forma de bloque, tal y como lo dice su nombre.
Cuando los bloques son grandes, quiere decir que los suelos tienen un alto nivel de resistencia en la penetración y en el movimiento del agua. Las estructuras prismáticas, tienen por otra parte partículas reunidas en forma de columnas verticales. Está partículas son diminutas, pero bien definidas. En estos sueños el agua circula con dificultad y por ende el drenaje es muy problemático.
Finalmente, tenemos la estructura laminar, la cual se compone con partículas agregadas en formas de láminas o capas finas, de forma horizontal. En estos casos, la circulación del agua es casi imposible. Esta clase de estructura se dan en suelos con características boscosas.
En suelo pedregoso
Cuando hablamos de suelos pedregosos, queremos contemplar aquellas particulares minerales que componen la superficie. Para este tipo de clasificaciones, se toman en cuenta criterios con la presencia de minerales, densidades, formas, volúmenes, entre otros. Las texturas son imprescindible para el análisis y clasificación de los suelos. Algunas de estas superficies poseen bloques de grandes tamaños.
En el caso de los suelos pedregosos, los materiales inertes como las piedras suelen dar criterios básicos para su clasificación. Para esta identificación se toman en cuenta ciertos aspectos básicos que contemplan el análisis de fracciones minerales de menor tamaño. En estos casos, se estiman los porcentajes presentes de arena, limo y arcilla en los suelos.
En suelo humíferos
Son todas aquella superficies que están compuestas por material orgánico en descomposición y ya descompuesto. Su clasificación se refiere al “humus”, la cual es una sustancia compuesta de productos orgánicos. Generalmente, esta sustancia es muy favorable para el desarrollo de los cultivos. Es por ello, que este tipo de suelo se analiza para la realización de las actividades agrícolas.
Generalmente, en este tipo de suelo hacen presencia las lombrices. Estos pequeños seres hacen hoyos dentro de la superficie, que resultan muy beneficiosa para el drenaje del agua y de algunos minerales, cuando ocurren los períodos de lluvias. A este tipo de suelo, también se le conoce como “tierra negra”. Esta denominación se debe al color que lo caracteriza.
Su pigmentación se debe al proceso de descomposición de los materiales orgánicos que lo conforman. Una de sus cualidades más importantes, es que este tipo de superficie son excelentes para el almacenamiento del agua. Las personas que conocen sobre aspectos agrícolas, coinciden en que la calidad de la tierra está determinada por la intensidad del color negro que posee.
Esto quiere decir que, el nivel de minerales es muy alto y por lo tanto el terreno es muy beneficioso para el cultivo de plantas y vegetales. Por otra parte, la presencia de lombrices permite que las raíces puedan absorber de mejor manera los minerales y nutrientes que necesitan las plantas para su desarrollo. Te recomendamos que leas sobre la Permeabilidad del Suelo
Entre las características más comunes de los suelos humíferos tenemos su intenso color oscuro, que no denota más que la presencia de la descomposición de desechos. La pigmentación es determinante para evaluar la cantidad de humus que puede poseer un determinado terreno. Este tipo de suelo, es ideal para el almacenamiento del agua y hace que pueda facilitar la absorción del agua a través de las raíces de la planta.
Los sueños humíferos son ideales para el cultivo de hortalizas. La principal fuente de abono de estas tierras son los materiales descompuestos. Otra de sus características relevantes, tiene que ver con la presencia de larvas y lombrices los cuales aportan la sustancia del humus en la superficie. Por otra parte, la concentración de minerales hace que se estimulen a través de la lluvia.
Este tipo de estructura de suelos, permite el desarrollo de cualquier especie que sea apta para recibir constantemente nutrientes. Se recomienda que las superficies humíferas son ideales para el cultivo de lechuga, maíz, fresas, entre otros. Generalmente, estos suelos se observan en montañas, laderas, valles y llanuras.
El suelo calizo
Lo suelos de estructura caliza son abundantes en sales calcáreas. Sus características más predominantes con lo físico de su apariencia, como su color blanco, seco y árido. Sin embargo, estas nos cualidades generales y en ocasiones, podemos observar algunos terrenos de color marrón y con abundantes rocas. Su nombre se debe a la presencia de una roca sedimentaria que está compuesta por carbonato de calcio.
Estos suelos son considerados muy beneficiosos, gracias al alto nivel de nutrientes que resultan favorables para las plantas. Entre sus nutrientes se destacan el calcio, el magnesio, el fósforo y el manganeso. Una de sus ventajas tienen que ver con que este tipo de superficie se puede mejorar con la incorporación regular de abonos orgánicos.
Sin embargo, estos suelos tienen algunos inconvenientes en su estructura. Entre ellos se puede mencionar, la facilidad con que se erosionan. Cuando ocurren períodos de lluvias muy intensos, se tienden a inundar con rapidez. El suelo calizo es pobre en minerales como el hierro, el zinc, cobre y boro. Esto es un factor determinante al momento de iniciar algún cultivo.
El suelo limoso
Es un tipo de superficie muy compacto que se compone principalmente de una sustancia conocida como limo. Esta sustancia es muy fina y generalmente se origina en ríos y es arrastrada por la lluvia y el viento. Esta clasificación de su estructura hace que sea compacto, pero no al punto de compararse con los que contienen arcillas. Es muy común observar este tipo de suelos, en los lechos de los ríos.
Una forma de determinar a un suelo limoso, sin muchas técnicas de especialización consiste en formar pequeñas bolas que se pueden deshacer muy fácilmente. Estos terrenos son ideales para el desarrollo de cultivos como el arroz y la lechuga. Los suelos limosos tienden a ser pedregosos y con un color oscuro. Generalmente, esta superficie posee una alta permeabilidad y por ello resultan muy fértiles.
Cabe destacar que, el limo es formado por una mezcla de arena fina y arcilla, que tiene como resultado una especie de barro, lodo y restos vegetales de plantas. En este tipo de suelos pueden desarrollarse muchos cultivos, menos aquellos que necesiten condiciones secas. Entre las plantaciones que se pueden llevar a cabo, tenemos el arroz, la lechuga, las alcachofas, entre otras.