Aprende sobre las imperdibles Cuevas de Cantabria y su arte

En las Cuevas de Cantabria se pueden encontrar una gran cantidad de cavernas abiertas al público en donde el principal atractivo son sus pinturas rupestres realizadas por los hombres primitivos hace miles de años atrás. En el artículo de hoy expondremos todo lo referente a cada una de las cuevas que se encuentran dentro de la comunidad de Cantabria en España.

Cuevas de Cantabria

¿Dónde se ubican las Cuevas de Cantabria?

Como bien lo indica su nombre, este conjunto de cuevas se encuentran en Cantabria una comunidad autónoma española uniprovincial que se define como comunidad histórica en su Estatuto de Autonomía. La misma se encuentra limitando por el este con el País Vasco (provincia de Vizcaya), al sur con Castilla y León (provincias de León, Palencia y Burgos), al oeste con el Principado de Asturias y al norte con el mar Cantábrico.

En este sentido, la comunidad de Cantabria se encuentra situada en la cornisa Cantábrica, nombre que se le otorga a la franja de tierra que hay entre el mar Cantábrico y la cordillera Cantábrica, en el norte de la península ibérica. Es una comunidad que se caracteriza por su basta cantidad de yacimientos arqueológicos del Paleolítico Superior, a pesar que los primeros hallazgos de presencia humana datan del Paleolítico Inferior.

De esta manera, entre los yacimientos importantes de la comunidad se encuentran las pinturas rupestres en la cueva de Altamira, que se estiman pertenecen al año 37000 a. C.​ Así como otras nueve cuevas cántabras, esta cavidad fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Características de las Cuevas de Cantabria

La característica principal y por la que las personas van hacia las Cuevas de Cantabria es debido a que es un lugar ideal para observar las diferentes pinturas y grabados que se encuentran en el interior de las cavernas de la zona. La mayoría de las imágenes grabadas en las paredes son representaciones de los animales de la época (bisontes, caballos, cabras, ciervos, y bóvidos), así como también manos y otros muchos grabados.

En un mismo sentido, los investigadores también han encontrado restos de animales como osos, restos de flechas y otra serie de materiales que actualmente se encuentran en las exhibiciones del Museo Regional de Prehistoria y Arqueología de Cantabria.

Nueve de las Cuevas de Cantabria se encuentran incluidas en la declaración de la UNESCO de Patrimonio de la Humanidad bajo la denominación Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del norte de España, que cubre un total de 18 cavidades.

Cuevas de Altamira

La Cueva de Altamira es una cavidad natural en la roca en donde se encuentran conservados algunos de los ciclos pictóricos y artísticos con mayor relevancia de la prehistoria. La misma forma parte de la Cueva de Altamira y Arte Rupestre Paleolítico de la Cornisa Cantábrica, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco.​ Se encuentra ubicada en el municipio español de la Santillana del Mar, Cantabria, a unos dos kilómetros del centro urbano, en un prado del que tomó el nombre.

De acuerdo a los investigadores de la cueva, las figuras grabadas en las paredes de la caverna pertenecen al periodo Magdaleniense y Solutrense principalmente y, algunos otros, como el Gravetiense​ y al comienzo del Auriñaciense, este último se ha confirmado por medio de las pruebas de las series de uranio.

Cuevas de Cantabria

De esta manera, se puede confirmar que la Cueva de Altamira ha sido empleada en diferentes momentos de la historia, dándole aproximadamente 22.000 años de ocupación, desde hace unos 35.600 hasta hace 13.000 años, cuando la entrada natural de la misma quedó cerrada a causa de un derrumbe, todos dentro del Paleolítico superior.

Cuevas de Chufín

La Cueva de Chufín se encuentra ubicada en la localidad de Riclones, Rionansa, en Cantabria (España). D e una manera más certera, se localiza en el lugar de la confluencia de los ríos Lamasón y Nansa, en un entorno con un relieve muy pronunciado en el cual existen varias cuevas con arte rupestre.

Al igual que la cueva anterior, la Cueva de Chufín se encuentra dentro de la lista de cavernas del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde julio del año 2008, dentro de la declaración ”Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del Norte de España”.

En Chufín los investigadores han encontrado diferentes niveles de ocupación. El periodo de ocupación se estima que fue durante el periodo Solutrense Superior (hace 18.000 años). Sin embargo, si se toman en consideración las pinturas rupestres, sería adecuado confirmar que las mismas tienen una antigüedad de 20.000 y unos 25.000 años. La cueva es pequeña, cuenta con unos profundos grabados y unas figuras de pintura roja con ciervas, cabras, caballos y bóvidos (bisontes acéfalos).

Cuevas de Cantabria

Cueva el Pendo

La Cueva de el Pendo es una cavidad prehistórica que está ubicada en la comunidad autónoma de Cantabria, en España. Es una de las cuevas que pertenecen a la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde julio de 2008, dentro de la declaración ”Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del Norte de España”.​ La misma ha sido el objetivo de muchas excavaciones arqueológicas que han puesto en evidencia la presencia de estratigrafía relevante.

Al estar situada en el Barrio de El Churi en Escobedo de Camargo en Camargo, esta cavidad es uno de los yacimientos más citados en la historiografía arqueológica, además de ser uno de los lugares obligatorios para el estudio del periodo Paleolítico peninsular.

Cueva de covalanas

Entre las Cuevas de Cantabria se encuentra la Cueva de Covalanas, la cual es una caverna ubicada en los Ramales de la Victoria, Cantabria, en España. Su entrada principal se encuentra a unos 700 m de la carretera N-629, en una pared formada por el río Calera. Asimismo, es una de las nueve cuevas dentro del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde julio de 2008, ”Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del Norte de España”.

Esta cueva es uno de los lugares más arqueológicos más visitados en los Ramales que forman una unidad de acuerdo con su cronología, tipología y situación y describen un aspecto destacado de la cultura cántabra.

En un mismo sentido, la Cueva de Covalanas posee un gran abrigo a causa de su boca, a partir de está se crearon dos galerías prácticamente paralelas. La galería que está bajando por el lado derecho es la que contiene las pinturas rupestres que le han brindado fama a la cueva. Desde el punto de vista espeleológico esta primera galería no posee casi formaciones, y por tanto carece de interés en líneas generales.

Cueva de Cullalvera

Al igual que la anterior caverna. la Cueva de Cullalvera se encuentra ubicada en los Ramales de la Victoria, capital de la comarca del Asón. Dicha caverna que se ubica cerca del centro urbano contiene una entrada que surge de un encinar cantábrico. De un mismo modo, forma parte del complejo kárstico de alrededor de 12 kilómetros en donde se pueden visualizar una serie de formas geológicas surgidas de la acción del agua y los miles de años transcurridos para su creación.

Estas formas en conjunto con los restos prehistóricos y su reciente apertura al público hacen de esta cavidad una de las más visitas de toda la comarca. Asimismo, en su interior fueron encontrados los restos de un pequeño yacimiento así como figuras grabadas ambos pertenecientes del periodo del Paleolítico.

Otras cuevas

Ya mencionadas las principales Cuevas de Cantabria, también vale la pena hacer la mención de otras como por ejemplo la caverna del Porquerizo que es una cavidad que se encuentra en la localidad de Celis, en el municipio de Rionansa. Su entrada se realizada por un sendero al que se puede llegar desde el casco urbano de dicho pueblo, y tras caminar por una ladera muy pronunciada se abre dicha cueva.

En ella se pueden encontrar algunos restos que datan de la época Solutrense como con pinturas de arte rupestre Paleolítico, épocas de entre 20.000 y 17.000 años de antigüedad. Entre las pinturas rupestres en su interior hay cierto grupo de puntiformes de color rojo o algunos incisos no muy detallados. Debido a su contexto y su morfología se han catalogado como estilo III de Leroi-Gourhan.

Otra cueva de este grupo es la caverna de Micolón, la misma es un lugar arqueológico que se encuentra al borde del Embalse de Palombera. Esta cavidad es de alrededor de 500 metros con un trazado laberíntico muy estrecho, en donde se han encontrado algunos grabados hechos en sílex (como algunos nódulos con signos de haber sido explotados y un buril).

Los restos en su interior dan a entender que pertenecieron al periodo de Solutrense, es decir, datan entre 20.000 y 17.000 años de antigüedad. En lo que respecta a las pinturas, hay aproximadamente 22 grabados incisos y algunas pinturas rojas, que en esencia se encuentran encuadradas en una sala cercana a la entrada. Las representaciones son de cérvidos, caballos y algunos signos tectiformes, todos ellos de estilo III de Leroi-Gourhan.

Luego está la Cueva de Meaza que está ubicada en el municipio de Comillas, para poder llegar a ella es necesario irse por la carretera Cabezón de la Sal – Comillas. Cuando se llega a este lugar se debe tomar el desvío al barrio de La Molina y antes de llegar a él existe un sendero que conduce a la cavidad. Los restos que se han encontrados también pertenecen al periodo de Solutrense, Aziliense e incluso algunos indicios del llamado Asturiense, también se han hallado enterramientos de la Prehistoria reciente y algunos restos de la Edad Media.

El hecho de que esta caverna posea tantos periodos de ocupación se debe a la misma configuración de la cueva, la cual está conformada por una amplia entrada y un vestíbulo cómodo para la habitación. En la parte final de esta cavidad es donde se pueden observar los restos de arte rupestre paleolítico hechos dentro del estilo III de Leroi-Gourhan, sin embargo, a causa del paso de los años no se ha podido conservar del todo.

Arte en las Cuevas de Cantabria

Ya habiendo conocido algunas de las cavernas más importantes de las Cuevas de Cantabria, dedicaremos este espacio para hablar acerca del arte en su interior. Antes que nada, se debe tener presente que las figuras, representaciones y grabados en ellas no son iguales, puesto que no todas comparten el mismo periodo que fueron creadas, además que otras fueron ocupadas en diferentes momentos de la historia.

La Cueva de Altamira por ejemplo, en su interior contiene pinturas polícromas, grabados, pinturas negras, rojas y ocres que representan animales, figuras antropomorfas, dibujos abstractos y no figurativos. Igualmente, el techo de la cueva es de policromos y ha recibido la clasificación de ”Capilla Sixtina” del arte rupestre.

Por otro lado, la Cueva de Chufín en su interior posee las mismas representaciones que se observan en las de Altamira, sin embargo, también se han encontrado una gran cantidad de símbolos. Uno de los grupos se le da el nombre de ”bastones” y van en compañía de pinturas de animales del interior. Igualmente, en sus paredes se han encontrado imágenes de puntillado, entre los cuales se destaca el torno al agujero de la roca que los investigadores han explicado que se trata de la representación de la vulva.

En lo que respecta a la Cueva del Pendo se han encontrado un grupo de pinturas rupestres situadas en un gran friso, cuya antigüedad se estima a unos 20.000 años las cueles fueron ignoradas por la suciedad que existía en sus paredes. La mayoría de estas figuras son ciervas pero también se ve la presencia de un caballo, un posible uro y una cabra, al igual que diferentes tipos de signos.

En la galería derecha que está en el interior de la Cueva de Covalanas hay una gran cantidad de figuras rojas, casi todas son de ciervas de diversos tamaños y dibujadas tanto hacia dentro como hacia fuera de la cueva. En un mismo sentido, adicional a las 20 ciervas también hay un caballo, un uro, algunas partes de animales que no se han podido identificar como una cabeza o un torso y algunos signos cuyo significado se desconoce.

Por último está la Cueva de Cullalvera, a diferencial del resto de las cavernas, en el interior de esta no se han encontrado imágenes rupestres, grabados o dibujos de animales, sino que predomina la presencia de figuras geométricas pero que se han realizado a causa de la acción del agua. Esto podría a dar a entender que la misma no fue habitada o que bien, los seres humanos no permanecieron por mucho tiempo.

¿Quiénes lo realizaron?

En todas las cavidades que conforman las Cuevas de Cantabria las pinturas rupestres y los grabados fueron desempeñados por los hombres que vivían en su interior durante los diferentes periodos que fueron habitadas. A diferencia de la Cueva de Cullalvera que como ya se indicó, el trabajo rupestre fue hecho por el agua que la recorre.

Época aproximada

La mayoría de las pinturas y figuras grabas en las paredes de las cuevas fueron realizadas durante el paleolítico, más específico durante el periodo Magdaleniense. La cultura Magdaleniense fue una de las últimas civilizaciones que pertenecieron al Paleolítico superior en Europa occidental, su principal característica recaía en los rasgos de su industria lítica y ósea.

De una misma manera, se puede considerar como la primera cultura de europea occidental, dado que gracias a un incremento demográfico, sobrepasan los límites de su foco originario y se extendió de manera radical por casi todo el continente europeo. Los hombres de esta civilización se dedicaban a la caza, sobre todo a la de caballo, mientras que en Europa del Este el mamut era la especie más codiciada. En este sentido, hubo un aprovechamiento de las especies animales.

Asimismo, otro perdido de ocupación en el que se realizaron figuras rupestres (en especial en la Cueva de Altamira) fue la época Solutrense. El Solutrense europeo es un momento de la historia que se enmarca dentro del Paleolítico Superior Medio. Mientras transcurría la etapa del Paleolítico Superior se produjeron una serie de avances técnicos ciertamente rupturistas con lo anterior y que se extendieron a todo lo largo del continente.

Durante el paso de esta cultura, como en la anterior, se crearon nuevas formas de enmangue y de utilización de los útiles (los compuestos sobre astiles de madera), estas nuevas técnicas se mantuvieron vigentes por todo el Paleolítico Superior y permanecieron incluso en el Mesolítico y en mucha menor medida al Neolítico.

Por último, el periodo final de ocupación en las cuevas fue el Gravetiense. El mismo fue una fase de la cultura Perigordiense de los Homo sapiens, en el Paleolítico Superior. Su desarrollo tuvo lugar en una estación climática fría, en donde había una predominancia de renos y mamuts. Este periodo de la historia abarcaba la Península ibérica, Francia, Bélgica, Italia, Europa Central, Ucrania y parte de Rusia.

Técnicas y materiales utilizados

El trabajo de grabado en las piedras se puede resumir de manera general en la selección del espacio, luego se marcaba el contorno con el grabado, se añadía el negro y por último el color. El hombre debía poseer un trazo firme y decidido, así como conocer la anatomía de los animales que representaba.

En el caso de la Cueva de Altamira que ha tenido una mayor cantidad de exploración, los individuos que grabaron sus pin turas rupestres en las rocas también plasmaron un poco de su personalidad. El trabajo de los polícromos de la Gran sala es considerado por los investigadores como un trabajo hecho solo por una única persona.

Por otro lado, las superposiciones hechas en algunas imágenes seguían el principio de Breuil, como una especie de estratigrafía que en conjunto con el estilo, permitirían la datación de las distintas obras, pinturas o grabados, sin embargo, algunos estudios que se realizaron años más tarde llegaron a la conclusión que muchas de las figuras se hicieron de manera simultánea en el tiempo.​

En una misma línea de ideas, investigaciones posteriores en algunos de los palimpsesto han revelado que las superposiciones simultáneas se fueron haciendo menores con el paso de los años. Volviéndose poco usuales durante el periodo Magdaleniense llegando a la omisión de extremidades o partes del cuerpo para evitarlas, aunque los individuos de aquel entonces no presentaron problemas en superponer su obra a la de otras épocas.

Para ese momento, los bisontes y los caballos son se involucraban a menudo en las superposiciones. Por ejemplo, en una de las cuevas una de las imágenes de bisontes no posee la cabeza para evitar así la superposición de otras pinturas, bajo la suposición que esta técnica es intencionada puesto que ya no había la presencia del burileado previo de la zona, por lo que la representación del animal se planeó desde el inicio hacerlo sin cabeza.

La pintura empleada en aquella época fue realizada con pigmentos minerales de óxido de hierro rojos, ocres del amarillo al rojo,​ y carbón vegetal que se combinaban con agua o en seco, igualmente, algunos investigadores aseguraban que también se había utilizado la grasa animal como aglutinante. El contorno de líneas negras de las figuras se llevaba a cabo con carbón vegetal que también se añadía como masa en lo que respecta a figuras.

En lo que respecta a la aplicación de la pintura, existen diversas probabilidades para esta acción, como por ejemplo el uso de los dedos directamente, con algún utensilio a modo de pincel, también se pudieron emplear los dedos cubiertos con gamuza,​ o con un pincel con gamuza en la punta para poder cargar la pintura, dando así un trazo continuo como se puede observar en la mayoría de las figuras. Asimismo, se empleaba un palo con el extremo machado, y en ocasiones soplando la pintura a modo de aerógrafo.

Por último, el grabado en las rocas es posible que se haya realizado con la ayuda de un buril o similar de piedra, no obstante, no se ha podido identificar la herramienta que participara en esta tarea.

Descubrimiento e investigaciones realizadas

Las Cuevas de Cantabria fueron descubiertas en diferentes momentos. Por un lado, la de Altamira fue encontrada en el año 1868 por un tejero asturiano llamado Modesto Cubillas (Modesto Cobielles Pérez​) quien se dirigía a realizar su actividad regular de caza cuando se topó con la entrada al liberar a su perro, que se había quedado atorado entre las grietas de unas rocas por perseguir a una presa.

Para aquel momento la noticia de este hallazgo no tuvo una mayor relevancia entre el vecindario de la zona, puesto que era una terreno kárstico caracterizado por poseer ya miles de grutas, por lo que el descubrimiento de otra no tuvo el impacto esperado.

No obstante, las pinturas rupestres fueron encontradas por una niña, mientras que su padre se mantenía en la entrada principal de la gruta, la pequeña se adelantó hasta entrar en la sala lateral. Cuando llegó al lugar vio algunas de las figuras en el techo y le dio aviso a su padre. El padre quedó sorprendido al mirar el grandioso conjunto de pinturas de aquellos extraños animales que cubrían la casi totalidad de la bóveda.

De esta manera, las pinturas de Altamira fueron el primer grupo pictórico prehistórico de gran extensión conocido en el momento,​ sin embargo, este descubrimiento dio la entrada a que se pusieran en consideración los planteamientos aceptados en la ciencia prehistórica del momento cuando se llevo a cabo el primer estudio de la caverna.

Por otro lado, la Cueva de Pendo fue encontrada en el año 1907, el alcalde del Río fue el responsable de hallar en el fondo de la gruta unos grabados que se estiman fueron realizados durante el periodo del Magdaleniense Inferior y que representarían un ave y un posible caballo. Posteriormente, se realizaron una serie de campañas dirigidas por Jesús Carballo en donde sacaron a la luz las mejores colecciones de arte mueble peninsular, entre cuyos objetos se encontró el famoso bastón perforado.

En el transcurso de los años cincuenta, se realizaron una serie de excavaciones que fueron lideradas por el profesor Martínez Santaolalla y fue sede del II Curso Internacional de Arqueología de Campo en el verano de 1955.

Entre 1994 y 2000 los arqueólogos Ramón Montes y Juan Sanguino volvieron a activar los trabajos en la parte más antigua de la secuencia (Paleolítico medio). En agosto del año 1997 encontraron por pura casualidad un grupo de pinturas rupestres ubicadas en un gran friso con una antigüedad estimada de unos 20.000 años y que no se habían encontrado anteriormente a causa de una costra de suciedad que las enmascaraba.

Gran parte de las imágenes de encontradas son de ciervas, un cabello y otros signos, todas estas agrupaciones aparecen grabadas en óxido de hierro, utilizando las técnicas de tamponado y tinta plana. El valor de este hallazgo estriba en la espectacularidad del conjunto, en la información que da sobre el arte rupestre paleolítico y en el hecho de que se realizó en uno de los yacimientos del suroeste de Europa imprescindible para el conocimiento de este periodo.

 

Ha sido todo por el artículo de hoy, esperamos que la información proporcionada haya sido de gran ayuda. Le hacemos la invitación a leer también: Mar Egeo y desastres naturales